Roma, fundada según la leyenda en el 753 a.C. por Rómulo y Remo, es una de las ciudades más antiguas y significativas de la historia. Su evolución marcó el desarrollo de la civilización occidental, comenzando como un pequeño asentamiento en el centro de la península itálica y transformándose en la capital de uno de los imperios más poderosos del mundo antiguo.
Antes de pasar al mapa conceptual de Roma, repasemos sus características.
Características de Roma
Durante la República Romana (509-27 a.C.), Roma consolidó su poder político y militar. A través de conquistas y alianzas, extendió su influencia por toda la península y más allá, construyendo una red de carreteras y sistemas legales que sentaron las bases para su expansión futura.
Con la llegada del Imperio Romano, bajo el gobierno de Augusto, Roma alcanzó su apogeo. Durante siglos, fue el centro político, económico y cultural de un territorio que abarcaba desde Britania hasta Oriente Próximo. Obras monumentales como el Coliseo y el Panteón reflejan la grandeza de esta época.
En el siglo IV, Roma experimentó una transformación significativa con la adopción del cristianismo como religión oficial, convirtiéndose en un pilar espiritual. Sin embargo, los siglos siguientes estuvieron marcados por crisis internas y el declive del Imperio, que culminó con su caída en el 476 d.C.
A pesar de su pérdida de poder político, Roma mantuvo su relevancia cultural y religiosa. Durante el Renacimiento y el Barroco, resurgió como un centro artístico bajo el patrocinio de los papas, consolidando su reputación como un tesoro de la humanidad.
Hoy, Roma sigue siendo un símbolo de la historia global. Sus ruinas y monumentos narran siglos de esplendor, transformaciones y resiliencia, convirtiéndola en un lugar donde el pasado y el presente convergen.