El Imperio Romano fue una gran civilización antigua dividida en Alto Imperio (27 a.C.-305 d.C.) y Bajo Imperio (305-476 d.C.). Su capital, desde donde partían las decisiones imperiales, era la Antigua Roma. Antes de pasar al mapa conceptual del Imperio Romano, repasemos sus características.
Características del Imperio Romano
El llamado Alto Imperio fue un periodo de gran riqueza y expansión territorial, desde Octavio Augusto hasta Diocleciano. El Bajo Imperio, en cambio, que comienza en los últimos años del gobierno de Diocleciano hasta el fin del Imperio Romano en Occidente, fue la época en la que la política interna colapsó y las invasiones de los pueblos bárbaros extendieron el poder romano.
Es importante destacar que a lo largo de los cinco siglos de existencia hubo una importante política de paz entre los romanos y los pueblos agregados en sus dominios, ya que, el primer emperador romano, Octavio Augusto, para gestionar la inmensidad de territorios dominados ordenó al ejército proteger las fronteras y mantener a los pueblos dominados bajo total control.
La decisión política de Octavio Augusto fue garantizar que se diera prioridad a la protección interna del Imperio Romano sobre la conquista de nuevos territorios. En consecuencia, los soldados cesaron sus ataques a los pueblos enemigos y hubo 250 años de la llamada Pax Romana.
Algunos emperadores intentaron salvar el Imperio Romano, como Teodosio, Diocleciano y Constantino. En el año 395 d.C., la primera iniciativa del emperador Teodosio fue dividir el imperio en dos regiones: el Imperio Romano de Occidente y el Imperio Romano de Oriente.
Otra iniciativa fue la de Diocleciano. Propuso la separación del Imperio en cuatro partes llamadas la Tetrarquía, que serían de gobierno militar. Sin embargo, las disputas internas entre los cuatro mandatarios provocaron una crisis aún mayor.
Entonces Constantino promulgó la Ley de la Colonización, que sustituía el trabajo de los esclavos por el de los siervos. Los romanos que no poseían tierras ofrecían su trabajo a los grandes terratenientes y, a cambio, recibían un pedazo de tierra para su subsistencia y protección.
De este tipo de relación laboral surgió el colonato romano, que se convirtió en la base de la servidumbre feudal en la Edad Media.